jueves, 2 de febrero de 2012

La pieza del mes. Febrero de 2012


Tanagra
Siglo IV-III a.C. Tanagra, Grecia
Escultura en terracota

En la década de 1860, en los alrededores de la antigua ciudad griega de Tanagra, cerca de Tebas, los campesinos, durantes las faenas agrícolas, encontraron numerosas tumbas en las cuales formando parte de los ajuares funerarios se hallaban unas figurillas de terracota que representaban a mujeres.

Las noticias de los hallazgos atrajeron a saqueadores de tumbas y anticuarios que se asentaron en los alrededores de la ciudad. Las tumbas, como era habitual en la Antigüedad, se agrupaban en necrópolis junto a los caminos, en lugares como Schiamatari, de la palabra griega “schema” figurita o en Kokkali “el osario”, y cerca de la superficie, por lo que era fácil encontrarlas. La fiebre por estas figuritas fue tal que entre los años 1872 y 1873 los campesinos prácticamente abandonaron las tareas agrícolas para buscarlas y saquearlas, llegando a expoliar entre 8.000 y 10.000 tumbas en las necrópolis de los alrededores de Tanagra. Las autoridades griegas alarmadas, paralizaron las excavaciones ilegales, y organizaron excavaciones científicas, pero los campesinos continuaban con el expolio por la noche.

Las figuritas, muy del gusto victoriano de la época, gozaron de gran popularidad y adoptaron el nombre de tanagras. Museos y coleccionistas europeos buscaban ampliar sus colecciones de antigüedades griegas, lo que originó que se desarrollaran numerosas falsificaciones en distintos talleres de Atenas y París, que invadieron el mercado de antigüedades de fines del siglo XIX.

Originariamente se creyó que su procedencia era Tanagra, sin embargo se trataba de terracotas del período helenístico de distintos talleres de Atenas, pero fue en Tanagra donde desarrollaron su estilo personal ya en época romana. Las  figuritas se realizaban en dos partes mediante un molde,  que se unían gracias a  un orificio posterior en la espalda, que no solía estar modelada, y servía al artesano para soldar las partes, unir la cabeza, la base y posteriormente recibir una policromía antes de cocerlas en el horno.

Las más conocidas, las genuinas tanagras, reproducen a mujeres en pie o sentadas sobre una peana, vestidas al estilo de la época, siguiendo la moda con sombreros, abanicos..., pero también existen figurillas más antiguas que reproducen escenas de la vida cotidiana, actores, niños o animales.

Esta pieza representa a una mujer en pie. Viste himatión y chitón sobre los hombros,  el peinado está recogido por una  diadema y lleva aretes en las orejas. El brazo derecho lo dobla y apoya en la cadera que se curva, según la forma característica de las tanagras; el brazo izquierdo, tapado con el manto, lo lleva hacia delante. Ingresó en el Museo de Cáceres en 1941 procedente del Servicio de Recuperación Artística.