martes, 3 de agosto de 2010

La Pieza del mes. Agosto de 2010


Olambrilla
Cerámica vidriada
Convento de San Benito (Alcántara). Siglo XVI

Se denomina olambrilla a un tipo de azulejo pequeño y cuadrado de medidas comprendidas entre 8 y 10 centímetros de lado.


La olambrilla del convento alcantarino está realizada con la técnica de arista, surgida probablemente en el último tercio del siglo XV en Sevilla, y que consistía en imprimir el dibujo de un molde o matriz presionándolo sobre el barro fresco. Las aristas resultantes impedían que los óxidos con los que se coloreaban los azulejos se mezclaran durante la cocción. La facilidad y rapidez de esta técnica provocó el progresivo abandono de la técnica de la cuerda seca e impulsó la actividad en los talleres de alfarería o alfares de Sevilla, Granada, Muel y Toledo.


La técnica de arista también supuso la introducción de nuevas imágenes decorativas de estilo renacentista y la aparición de nuevos tipos de azulejos como los verduguillos, piezas rectangulares que servían de marco a los zócalos y suelos, y los azulejos “por tabla”, destinados a decorar artesonados.


La pieza que comentamos formaba parte del desaparecido suelo o solería del refectorio del Convento de San Benito, estancia en la que se mostraba combinada con ladrillos, como describe Alonso de Torres y Tapia en 1763 en su Crónica de la Orden de Alcántara.


Ésta y otras olambrillas con motivos vegetales y figurativos de la misma procedencia donadas por Antonio Floriano al Museo de Cáceres en 1917, dan idea del variado programa iconográfico de la solería del refectorio, del que aún se conservaban algunos restos en 1961, según la información aportada por Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros.

El tema del león rampante fue muy repetido en vajillas y azulejos de arista y cuerda seca de talleres sevillanos y toledanos, y en azulejos de superficie plana de Talavera de la Reina y Manises en Valencia, aunque consideramos que esta pieza fue realizada entre 1505 y 1575, fecha de construcción del Convento de San Benito de Alcántara, y en alfares toledanos, por la similitud de sus colores con otras obras realizadas en esos mismos talleres.


La bóveda del refectorio del Convento de San Benito de Alcántara protagonizó un hecho curioso cuando fue ofrecida en 1930 por el precio de 14.000 dólares al magnate norteamericano William Randolph Hearst, que inspiró al personaje protagonista de la película Ciudadano Kane. Esta oferta fue finalmente rechazada, a diferencia de la techumbre de la biblioteca, que fue adquirida por el magnate en ese mismo año por 6.000 dólares.

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