viernes, 30 de septiembre de 2011

La pieza del mes. Octubre de 2011





«Seduzir»

Helena Almeida (Lisboa, Portugal, 1934)

Fotografía en Blanco y Negro (2002)



 “Mi obra es mi cuerpo, mi cuerpo es mi obra". Con estas pocas palabras, Helena Almeida intenta resumir el contenido de un trabajo en que la propia artista es el objeto retratado. Aunque en diferentes etapas de su vida ha recurrido a la escultura o la pintura para manifestarse, la fotografía es el lenguaje en el que la creadora lisboeta ha compendiado las otras formas de expresión artística.


Helena Almeida se ha convertido en uno de los valores más seguros del arte portugués contemporáneo. Sus obras no pasan inadvertidas, siempre identificables por su hibridación entre el body art, la performance, el conceptualismo, la fotografía y la pintura. Sus series pueden parecer adscritas a todas estas tendencias, pero en realidad no son ninguna de ellas plenamente, sino que, en definitiva, se convierten en una original propuesta de comunicación artística.


Tras sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Lisboa, en 1964 viaja a París, donde comienza a interesarse por la abstracción y la representación volumétrica, siendo éste el primer paso para conseguir acercarse a las corrientes conceptualistas, actitud básica para la forma individual de expresión que ahora reconocemos. La mezcla técnica entre lo fotográfico y lo pictórico, con su propio cuerpo como motivo central, es el modo de Almeida de conseguir ese punto de reflexión ante la realidad o virtualidad del espacio, ante la noción de modelo y de lo que está representado.


Es por ello que su cuerpo se convierte, de este modo, en objeto y sujeto al mismo tiempo, sin ser body art ya que no es una exaltación de su condición física sino una exploración de su subjetividad. Tampoco es una performance, sus series no reflejan el proceso de una acción sino todo lo contrario. Lo que importa es el resultado final que la artista ha concebido y que en ningún momento tiene carácter efímero.


Sus autorretratos fotográficos en blanco y negro son a menudo transformados por pinceladas de colores puros -azul símbolo de espacio, blanco de purificación, negro de densidad o rojo de drama y composición- o líneas dibujadas. De esta forma, dejan igualmente de ser fotos, ya que son estas intervenciones las que completan la obra, dándoles una cualidad pictórica ineludible, y al mismo tiempo las que dan a la imagen una poética y narratividad determinada, no conferida sino en lo que capta el objetivo de la cámara.


Su obra está presente en colecciones como las del CGAC de Santiago de Compostela, la Fundação Calouste Gulbenkian de Lisboa, la Fundação Serralves de Oporto, el MNCARS de Madrid o el MACBA de Barcelona.


La obra «Seduzir» (Seducir, en castellano) pertenece a la serie homónima, de 2002, con la que la artista deja atrás sus «pinturas deshabitadas» de la década de los setenta para remarcar la existencia de su propio cuerpo, captando la atención del espectador por medio de la representación de sus manos y pies.


Fue adquirida por la Junta de Extremadura en la Feria Iberoamericana de Arte Contemporáneo – Foro Sur 2010 y depositada en el Museo de Cáceres para formar parte de su Sección de Bellas Artes.

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