«Seduzir»
Helena
Almeida (Lisboa, Portugal, 1934)
Fotografía en Blanco y Negro (2002)
“Mi obra es mi cuerpo, mi cuerpo es mi
obra". Con estas pocas palabras, Helena Almeida intenta resumir el
contenido de un trabajo en que la propia artista es el objeto retratado. Aunque
en diferentes etapas de su vida ha recurrido a la escultura o la pintura para
manifestarse, la fotografía es el lenguaje en el que la creadora lisboeta ha
compendiado las otras formas de expresión artística.
Helena Almeida se ha convertido
en uno de los valores más seguros del arte portugués contemporáneo. Sus obras
no pasan inadvertidas, siempre identificables por su hibridación entre el body
art, la performance, el conceptualismo, la fotografía y la pintura.
Sus series pueden parecer adscritas a todas estas tendencias, pero en realidad
no son ninguna de ellas plenamente, sino que, en definitiva, se convierten en
una original propuesta de comunicación artística.
Tras sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de
Lisboa, en 1964 viaja a París, donde comienza a interesarse por la abstracción
y la representación volumétrica, siendo éste el primer paso para conseguir
acercarse a las corrientes conceptualistas, actitud básica para la forma
individual de expresión que ahora reconocemos. La mezcla técnica entre lo
fotográfico y lo pictórico, con su propio cuerpo como motivo central, es el
modo de Almeida de conseguir ese punto de reflexión ante la realidad o
virtualidad del espacio, ante la noción de modelo y de lo que está
representado.
Es por ello que su cuerpo se
convierte, de este modo, en objeto y sujeto al mismo tiempo, sin ser body
art ya que no es una exaltación de su condición física sino una exploración
de su subjetividad. Tampoco es una performance, sus series no reflejan
el proceso de una acción sino todo lo contrario. Lo que importa es el resultado
final que la artista ha concebido y que en ningún momento tiene carácter
efímero.
Sus autorretratos fotográficos en
blanco y negro son a menudo transformados por pinceladas de colores puros -azul
símbolo de espacio, blanco de purificación, negro de densidad o rojo de drama y
composición- o líneas dibujadas. De esta forma, dejan igualmente de ser fotos,
ya que son estas intervenciones las que completan la obra, dándoles una
cualidad pictórica ineludible, y al mismo tiempo las que dan a la imagen una
poética y narratividad determinada, no conferida sino en lo que capta el
objetivo de la cámara.
Su obra está presente en
colecciones como las del CGAC de Santiago de Compostela, la Fundação Calouste
Gulbenkian de Lisboa, la
Fundação Serralves de Oporto, el MNCARS de Madrid o el MACBA
de Barcelona.
La obra «Seduzir» (Seducir, en
castellano) pertenece a la serie homónima, de 2002, con la que la artista deja
atrás sus «pinturas deshabitadas» de la década de los setenta para remarcar la
existencia de su propio cuerpo, captando la atención del espectador por medio
de la representación de sus manos y pies.
Fue adquirida por la Junta de Extremadura en la Feria Iberoamericana
de Arte Contemporáneo – Foro Sur 2010 y depositada en el Museo de Cáceres para
formar parte de su Sección de Bellas Artes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario