miércoles, 2 de enero de 2013

La Pieza del mes. Enero de 2013


Anillo de vidrio
Época romana. Siglos II-III d. C.
Alrededores de Cáceres
 
No se sabe con seguridad cómo, cuándo y dónde tuvo lugar el descubrimiento del vidrio; según todos los indicios su origen es producto de los avances técnicos conseguidos tras un largo proceso de ensayo y error en relación con las tecnologías ya existentes. El escritor latino Plinio el Viejo en su Historia Natural relata cómo el vidrio fue inventado por casualidad cerca de Sidón, en la desembocadura del río Belo. Allí el componente arcilloso del agua del río se mezcla con el agua del mar, dando como resultado una arena muy brillante que se deposita en la playa. Según Plinio, en ese punto desembarcaron mercaderes fenicios procedentes de Egipto; como no tenían piedras sobre las que hacer un hogar para preparar la comida, tomaron terrones de natrón (sosa natural), que portaban en el barco como objeto de comercio. Este material era muy conocido en la Antigüedad debido a sus múltiples usos: para embalsamar, blanquear el lino, cocinar, conservar alimentos, así como también se usaba en medicina, para la fabricación de perfumes, colores, esmaltes, etc. El natrón habría sido traído de los lagos salados del norte de Egipto, cerca de Alejandría, después de que el material hubiera ardido por un tiempo, vieron cómo se formaba una masa vítrea azul verdosa.
 
Sea como fuese, a mediados del III milenio a.C. se fechan las primeras piezas de vidrio, y en la Edad del Bronce ya estaban asentadas las condiciones técnicas necesarias para la elaboración del vidrio: se conocían el fuelle para alcanzar altas temperaturas, los hornos de fusión de bronce, los crisoles y la técnica de soplar planchas de bronce.
 
El vidrio es un material duro, inorgánico, no cristalino y frecuentemente transparente o traslúcido, que se forma por el calentamiento conjunto de una mezcla de materiales tales como arena silícea, piedra caliza y sosa a muy alta temperatura hasta formar un líquido. El vidrio es un material que nunca ha cristalizado y se ha vuelto rígido al enfriarse, pero manteniendo su estructura de líquido. En época romana el vidrio se componía fundamentalmente de arena, sosa y cal, ocasionalmente se sustituyó la sosa por potasa; su uso se extendió por todo el Imperio, siendo utilizado fundamentalmente para fabricar recipientes: cuencos, vasos, botellas, ungüentarios, urnas...., incluso vidrios para ventanas, teselas de mosaico, fichas de juego y objetos de adorno personal como cuentas, pendientes, pulseras y anillos.
 
Los anillos son los adornos en vidrio que aparecen con menor frecuencia en las excavaciones, quizá esto se pueda explicar por su fragilidad. Principalmente se fabricaron en colores verde oscuro y amarillo; la fabricación consistía en enrollar hilo de vidrio caliente en una varilla de metal puntiaguda y a continuación se giraba para que tomase la forma de anillo, introduciéndolo en el horno hasta conseguir la consistencia deseada, se sacaba y decoraba. Esta técnica permitía retorcer, perfilar, e incluso unir varias varillas juntas.
 
La pieza del mes es un anillo de vidrio grueso, de color negro opaco azulado, pulido y plano al interior y semicircular al exterior, con dos gruesas nervaduras a los lados del chatón central de vidrio amarillo; el chatón se realizaba por separado mediante la técnica de presionado sobre molde, posteriormente se unía al anillo mediante la aplicación de calor. En este caso, representa un rostro humano con los rasgos muy bien marcados, procede de un hallazgo casual de los alrededores de la ciudad de Cáceres.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario