jueves, 5 de enero de 2012

La Pieza del mes. Enero 2012


Nuestra Señora de Gracia
Anónimo del siglo XVI-XVII
Óleo sobre tabla


La Virgen con el Niño Jesús es uno de los principales iconos de la Cristiandad, representando a la Virgen María, madre de Jesús, y su Hijo. Este título de Madre de Dios, que deriva del griego Theotokos, fue adoptado oficialmente por la Iglesia Cristiana en el Concilio de Éfeso, en  el año 431. El significado teológico en ese momento fue enfatizar que el Hijo de María, Jesús, era completamente Dios y también completamente humano, y que María era la madre de la naturaleza humana de Cristo y también de la divina.

La primera representación de la Virgen con el Niño que se conserva puede ser una pintura mural del siglo II en la catacumba de Priscila, en Roma, en la que aparece la Virgen sentada amamantando al Niño, quien a su vez vuelve la cabeza para mirar al espectador, ambos acompañados de un profeta, quizá Balaam.

En el Imperio de Oriente se desarrollaron las primeras representaciones de la Virgen con el Niño, que aparece entronizada, incluso portando la cerrada corona bizantina incrustada de perlas con colgantes, con el Niño Jesús en su regazo. En Occidente, los hieráticos modelos bizantinos fueron seguidos estrechamente durante la Baja Edad Media, pero con la creciente importancia del culto a la Virgen en los siglos XII y XIII se desarrollaron una amplia variedad de modelos para satisfacer la corriente de unas formas de piedad más intensamente personales. A la Virgen Majestad, que dominó el arte del siglo XII, le siguió una Virgen más humana, que no solo sirve de trono al niño, sino que se representa como una verdadera madre relacionada con su hijo. A partir del Gótico y el Renacimiento el conjunto va adquiriendo mayor humanización y naturalismo y va perdiendo ese hieratismo de épocas anteriores.

La iconografía varía entre imágenes públicas y privadas, dedicadas éstas a la devoción personal en las habitaciones particulares. Normalmente, a este tipo de devoción privada se dedicaba la conocida como Virgen de la Leche, que representa a la Virgen amamantando al Niño.

En ocasiones, María y Jesús aparecen acompañados por otros personajes, como San José, en este caso se habla de una Sagrada Familia o Santa Ana, madre de la Virgen. En el siglo XV fue muy frecuente acompañarlos de la imagen de San Juanito, es decir, San Juan Bautista Niño, que era primo de Jesús y fue considerado su precursor. Incluso pueden aparecer con otros santos, siendo las razones muy variadas, o con ángeles.

Esta obra del Museo de Cáceres representa a «Nuestra Señora de Gracia». La Virgen sujeta al Niño sobre sus brazos mientras lo mira y éste, que mira al espectador, lleva en su mano izquierda una flor y en la derecha un pajarito, motivo que se repite en otras representaciones de la Virgen de Gracia donde el Niño aparece con un pajarito con una cuerda atada a la pata.

La obra ingresó en el Museo por compra tras la Guerra Civil; en el reverso de la tabla puede leerse «Nossa Sra. da Graça», lo que indica que probablemente es una obra portuguesa que podría fecharse a finales del siglo XVI o principios del XVII atendiendo a la iconografía de la Virgen, que viste manto azul y túnica carmesí, ya que a partir de esos momentos empieza a imponerse la túnica blanca, en alusión a la pureza inmaculada, en numerosas representaciones marianas.

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