Reloj de sol
Siglos XVII-XVIII. Convento de San Francisco, Belvís de Monroy
Barro cocido
Siglos XVII-XVIII. Convento de San Francisco, Belvís de Monroy
Barro cocido
El convento de los franciscanos descalzos de Belvís de Monroy se fundó a comienzos del siglo XVI, en la dehesa de El Berrocal a las afueras de la localidad, donde se habían refugiado unos monjes que vivían como ermitaños. D. Francisco de Monroy y su esposa doña Francisca de Henríquez, condes de Deleitosa y señores del castillo de Belvís, donaron los terrenos y pagaron los gastos de la edificación del convento. En 1524, a petición del propio Hernán Cortés llegaron a México desde Belvís de Monroy doce frailes conocidos como los “Doce Apóstoles de México”, pioneros en la evangelización del Nuevo Mundo y germen de la iglesia mexicana.
El cenobio estuvo habitado hasta la exclaustración en 1825, año en el que comenzó un largo período de abandono y deterioro hasta que en 1992 se iniciaron las obras de rehabilitación para dotar al edificio de un nuevo uso. Durante las excavaciones arqueológicas salieron a la luz numerosos restos de la vida conventual, entre ellos esta pieza que serviría para marcar las horas de trabajo y rezo.
Se trata de un reloj de sol realizado sobre un ladrillo de barro cocido, en el que está dibujado un círculo inciso. En la parte central del círculo hay un pequeño orificio donde se insertaría el estilete hoy perdido, llamado gnomon. Desde éste parten líneas rectas que son los radios que marcan las horas. El funcionamiento era bien sencillo: cuando brillaba el sol el estilete proyectaba su sombra que avanzaba a lo largo del día marcando las horas en el sentido contrario a las agujas del reloj. Las horas están numeradas con caracteres arábigos desde el 5 hasta el 7. Se ha perdido la parte inferior de la numeración pero se mantienen los radios de las distintas horas entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde. Estos dos radios determinan la orientación este-oeste. No era necesario marcar todos los radios, puesto que las horas anteriores a las 5 y posteriores a las 7 no son necesarias.
Es un reloj de tipo horizontal que se coloca paralelo a la línea del horizonte del lugar con el estilo orientado al polo norte. Por su colocación es el que mayor número de horas se encuentra expuesto al sol y por lo tanto el que más horas solares marca. Su tosca fabricación y los errores de ejecución (le faltan las horas 4 y 8) indican que posiblemente se realizó en el propio convento.
Desde la Edad Media se colocaron en muchas iglesias relojes de sol de tipo vertical para que curas y feligreses supiesen cuándo había que ir a rezar hasta que a finales del siglo XIX fueron reemplazados por relojes mecánicos.