Dibujos a plumilla de Marín García
Del 29 de noviembre al 15 de enero
Marín Cayetano García Agudo (Bañobárez, Salamanca, 1951), maestro de educación primaria, se formó con Zacarías González, de quien aprendió el valor del dibujo como medio de expresión y creación. Ha expuesto en diversas salas de España y Portugal, destacando el Paço da Independência y el Museu Nacional Militar en Lisboa, el Arquivo Distrital da Guarda, la Casa de las Conchas de Salamanca o los Museos provinciales de Ávila y Salamanca; además ha llevado su obra hasta el Archivo del Estado mexicano de Sinaloa.
Desde hace años, viene dedicando su tiempo a conocer y dibujar el Patrimonio Histórico más desconocido en ambientes rurales de España y Portugal. En este ámbito, ha dibujado y expuesto visiones del Patrimonio en Madrid, Béjar, Almeida (Portugal), Cebreros, Ávila, Valle del Ambroz y un largo etcétera de lugares. Entre estos trabajos cabe destacar “Aldeias históricas portuguesas” (1996/1997), “Guaritas de Almeida” (2001), “Plazas de toros históricas de España” (2001/2), “Fortificaciones fronterizas de Portugal” (2008/2009), “Guaritas, arte e ingénio” (2009/10), “Los baluartes de Briançon, Chateau Queyrás y Mont Daufine” (2010/11) o “Rollos de justicia en Ávila” (2011).
Marín expone, por vez primera en el Museo de Cáceres, un conjunto de dibujos a plumilla que ha venido realizando durante los últimos años en el norte de Extremadura, entre la Sierra de Gata y La Vera.
Su trabajo muestra con una delicada maestría y una fina sensibilidad una parte del rico Patrimonio histórico y artístico repartido por todo el tercio norte de la provincia cacereña, incidiendo especialmente en poblaciones y enclaves tan bellos como Hervás, Abadía, Segura de Toro, Garganta la Olla, Jarandilla, Jaraíz de la Vera, Viandar, Valverde de la Vera, Galisteo, Trevejo, etc.
En palabras del Prof. Santiago López Navia, el Patrimonio rural entraña la esencia del arte, el testimonio de las raíces históri-cas y el regalo intemporal de una belleza que trasciende el criterio de conservación para dejar que su espíritu se afirme y prevalezca por más que pasen los siglos. La valoración de ese patrimonio es el espíritu de la exposición de Marín en Cáceres.