Cámara fotográfica de cajón
Madera, elementos metálicos y lentes
Francia, ca. 1900
Aproximadamente en la última década del siglo XIX se popularizó un sencillo tipo de cámara fotográfica, que consiste básicamente en una caja de madera, dotada de un objetivo fotográfico, que albergaba los negativos que debían ser impresionados. Los primeros modelos de esta cámara podían acoger entre 6 y 12 placas fotográficas de vidrio, de 12 x 9 cm. o de 6,5 x 9 cm., y disponían de un engranaje que permitía ir pasando las placas, una vez impresionadas, a la parte baja de la cámara donde quedaban almacenadas para su posterior revelado, de ahí el nombre que recibió este modelo en el mundo anglosajón, magazine camera.
Por tratarse de un modelo muy barato y sencillo de fabricar y de usar, la cámara de cajón se extendió rápidamente por Europa y Norteamérica, siendo la reina de la fotografía familiar hasta los años 30 del siglo pasado. La popularidad se incrementó desde que, en 1888, George Eastman introdujo el uso del rollo fotográfico en este tipo de cámaras, que permitía disponer de hasta un centenar de imágenes en un solo carrete.
La cámara de cajón era versátil y fácil de utilizar y transportar, de hecho era el tipo aconsejado para los principiantes en el arte de la fotografía; disponía de dos visores, uno para fotos horizontales y el otro para verticales, y un obturador sencillo que podía mantenerse abierto a voluntad del fotógrafo, o realizar una instantánea. Los modelos más elementales, a pesar de incorporar una sencilla lente de menisco, permitían enfocar ligeramente la imagen según la distancia al objetivo, pero tenían el inconveniente de ser útiles solo con la luz del día, si bien poco a poco incorporaron innovaciones que fueron perfeccionándolos, como una conexión para flash, latiguillo disparador, visor abatible, rosca para trípode, etc.
La sencillez de su fabricación permitió que el modelo fuera manufacturado no sólo por las grandes firmas del ramo (la Kodak Brownie o la AGFA Box son clásicos de este formato), sino también por pequeños fabricantes casi artesanales.
La cámara que exponemos como Pieza del mes, cedida para la ocasión, es un modelo básico hecho por un fabricante anónimo probablemente francés, similar a los modelos allí llamados Détective, que a principios del siglo XX comercializaban en el país vecino las casas Franceville, Photo-Sport o M. E. Silvestre entre otras muchas. Se trata de una cámara que permitía la utilización de seis placas fotográficas de 9 x 12 cm., con dos visores y obturador rotativo de acción doble para evitar que el fotógrafo impresione dos veces la misma placa por descuido.
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