Colgantes
Siglos XI-XII, Albalat (Romangordo)
Vidrio
Siglos XI-XII, Albalat (Romangordo)
Vidrio
Desde hace varios años se vienen desarrollando campañas de excavación arqueológica en el yacimiento de Albalat, en el término municipal de Romangordo. Esta fortificación musulmana era un importante hito en el camino entre Mérida y Toledo, ya que estaba situaba junto a uno de los pocos vados que permitía franquear el río Tajo como indica su nombre en árabe Majāḍat al-Balāṭ, (el vado de la vía). Su importante valor estratégico la convertía en la puerta de entrada a las tierras de Cáceres y Trujillo, lo que hizo que sufriera continuos enfrentamientos bélicos entre tropas cristianas y musulmanas, cambiando de manos en varias ocasiones entre los siglos X y XII, cayendo definitivamente en manos castellano-leonesas en 1230. La fortaleza fue abandonada, pero su privilegiada situación impidió que el topónimo se olvidara.
La excavación y los materiales que han ido apareciendo son una clara muestra de la vida de los últimos musulmanes en el norte de Extremadura. Una buena representación de los objetos aparecidos en las últimas campañas de excavación formará parte de la exposición temporal “Le Maroc Médiéval (1053-1465)” que se celebrará en el Museo del Louvre entre el 14 de octubre próximo y el 19 de enero de 2015, y posteriormente en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Rabat, del 2 de marzo al 1 de junio de 2015. Las piezas del Museo de Cáceres que viajarán a París y a Rabat son un tesorillo formado por ocho monedas de oro, dinares, fechados entre los años 1087 y 1143, un peón y una torre de hueso que pertenecieron a un juego de ajedrez que se fecha entre los siglos XI y XII, un extraordinario molde hecho en piedra para la fundición de amuletos metálicos, un ataifor o recipiente cerámico para alimentos, un amuleto de plomo en forma de espada y cinco puntas de flecha y de jabalina, hechas de hierro. Todos los materiales proceden de la época de dominación de al-Andalus por los almorávides y los almohades.
Como piezas del mes se han elegido tres colgantes realizados en vidrio de color negro decorados mediante la técnica de inclusión con un hilo blanco también de vidrio. La fragilidad del material hace muy difícil su conservación por lo que son raros en los yacimientos islámicos. La dispersión de los tres colgantes, cada uno procede de un lugar distinto de la fortaleza, impide asegurar que pudieran formar parte de un único adorno o estar montados en un mismo collar. Uno de ellos es cónico y macizo, los otros dos tienen forma cilíndrica con el extremo redondeado y uno de ellos conserva la anilla de sujeción perpendicular para ser colgado. Un detalle llamativo que comparten estos dos últimos colgantes es su morfología hueca, lo que indica que podría tratarse de amuletos, ya que el hueco serviría para introducir un papel con fórmulas mágicas o profilácticas y luchar contra el mal de ojo.
La excavación y los materiales que han ido apareciendo son una clara muestra de la vida de los últimos musulmanes en el norte de Extremadura. Una buena representación de los objetos aparecidos en las últimas campañas de excavación formará parte de la exposición temporal “Le Maroc Médiéval (1053-1465)” que se celebrará en el Museo del Louvre entre el 14 de octubre próximo y el 19 de enero de 2015, y posteriormente en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Rabat, del 2 de marzo al 1 de junio de 2015. Las piezas del Museo de Cáceres que viajarán a París y a Rabat son un tesorillo formado por ocho monedas de oro, dinares, fechados entre los años 1087 y 1143, un peón y una torre de hueso que pertenecieron a un juego de ajedrez que se fecha entre los siglos XI y XII, un extraordinario molde hecho en piedra para la fundición de amuletos metálicos, un ataifor o recipiente cerámico para alimentos, un amuleto de plomo en forma de espada y cinco puntas de flecha y de jabalina, hechas de hierro. Todos los materiales proceden de la época de dominación de al-Andalus por los almorávides y los almohades.
Como piezas del mes se han elegido tres colgantes realizados en vidrio de color negro decorados mediante la técnica de inclusión con un hilo blanco también de vidrio. La fragilidad del material hace muy difícil su conservación por lo que son raros en los yacimientos islámicos. La dispersión de los tres colgantes, cada uno procede de un lugar distinto de la fortaleza, impide asegurar que pudieran formar parte de un único adorno o estar montados en un mismo collar. Uno de ellos es cónico y macizo, los otros dos tienen forma cilíndrica con el extremo redondeado y uno de ellos conserva la anilla de sujeción perpendicular para ser colgado. Un detalle llamativo que comparten estos dos últimos colgantes es su morfología hueca, lo que indica que podría tratarse de amuletos, ya que el hueco serviría para introducir un papel con fórmulas mágicas o profilácticas y luchar contra el mal de ojo.
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